domingo, 21 de diciembre de 2008




LOMA "MAMBRÉ"

La loma Mambré tiene una altura de 82 m.s.n.m., ubicada al costado del cementerio “San José”. Comprende un acantilado con una altura de 12 metros en la desembocadura del canal vía o quebrada de Cieneguillo (a espalda del cementerio), que a su vez es la parte más baja del territorio que ocupa la ciudad.




Los primeros pobladores de Sullana se instalan alrededor de la loma de Mambré, por los años de 1750, en pleno virreinato. No hay una fecha concreta en la que se pueda señalar como fecha de aniversario, hasta que llega el obispo Baltasar Martínez Compañón y el 8 de julio de 1783 oficializa la fundación de Sullana con el nombre de “El Príncipe”. En esta época Sullana era conocida como “La Punta”.





Pero muchos años antes, en las inmediaciones de la Loma Mambré, campesinos, mestizos y descendientes de españoles ya radicaban en este lugar. Era el lugar mas accesible al río y punto de concentración de viajeros provenientes de diferentes lugares. Inclusive, el río se podía cruzar a pie por esta zona en épocas de poco caudal.





Poco a poco el pueblo fue creciendo y extendiéndose en las inmediaciones de lo que hoy es la calle La Mar y las primeras cuadras e la calle San Martín.





En la Loma Mambré nace lo que hoy es la ciudad de Sullana y de allí su importancia histórica.




Por otro lado, hay una leyenda sobre el origen de este enorme montículo de arena, eterno guardián del valle del Chira

LA LEYENDA DE LA LOMA MAMBRÉ Y
EL CERRO TEODOMIRO



Cuentan nuestros abuelos, lo que les contaron los abuelos de sus abuelos, que un altivo y apuesto cacique tallán, desató las iras del dios tallán Mec-Nom, creador del universo y protector de los hombres, osando robar una bella capullana dedicada a su servicio. En esa época esta zona era árida y no existía el valle del Chira.






A pesar de esconderse en lo más profundo de la cerrería, fueron descubiertos por el ojo avizor de la divinidad y los conminó al arrepentimiento. Pero el amor de la hermosa capullana y del decidido tallán era tan inmenso que prefirieron el castigo y la muerte a vivir separados. Fue en ese momento que se inició una gran tormenta con grandes vientos, lluvias y la tierra se remeció apareciendo lo que hoy es el hermoso valle del Chira.






Al término de este cambio al que habían sobrevivido los amantes, Mec-Nom sentenció: -me han ofendido y deben recibir su castigo. Este paraíso era para ustedes pero sólo podrán mirarlo. Así será eternamente. Volverán a ser lo que fueron. Tú, refiriéndose a la mujer, serás convertida en una inmensa loma de arena (loma Mambré). Y tú, señalando al osado tallán, serás convertido en un cerro de arena (cerro “Teodomiro”) y estarás allá.






Tendrán abundante agua a sus pies, pero no podrán tomarla. Habrá abundante vegetación, pero jamás podrán tenerla, ni con el agua que yo les envíe desde el cielo. Ambos estarán frente a frente, mirándose, pero jamás se tocarán-






Así fue como Mec-Nom creó el valle del Turicarami, con estos dos enormes montículos de arena, míticos, tradicionales, que no encajan en la geografía. Su origen se pierde en el tiempo, como el amor que se profesaban.




En su entorno se desarrolló una gran ciudad y muchas generaciones han pasado y ellos, la loma y el cerro siguen allí, vigilantes, como esperando que alguien termine con el encanto, recuperar su apariencia humana y volver a reunirse en algún recodo del tiempo para vivir eternamente su amor, en este paraíso que es el valle del Turicarami.


1 comentario:

Unknown dijo...

Esta y otras leyendas deben ser dictadas en los colegios, con la finalidad de lograr que los escolares se identifiquen con sus pueblos. Me gustó leerla y la compartiré.